martes, 28 de julio de 2009

Uno con el control

Bien recuerdo que cuando tenia 10 años, los reyes magos [Osea mis papás] me regalaron un Super Nintendo con el juego de Killer Instinct. Pottsss, sobra decir que me quede pegado a ese juego lo sufieciente para hacerme aceptablemente bueno. Cada vez que venian mis primo de visita, pues ni se diga, hora y hora de retas.




Despues de eso tuve varios juego mas, pero para fines de esta entrada, tengo que hacer enfasis en mi Game Boy Color y mi juego de Pokémon, Utaaa, ahi si fue cuando me declare oficialmente amante de los video juegos, pasaba horas y horas entrenando a mis pokémons, al grado que ya hasta les tenia un poco de cariño, y por si fuera poco, igual pasaba mis horas estudiando en internet, sus movimientos ataques, debilidades, y demas cosillas adicionales al juego.




Despues de eso, juegos como The Legend of Zelda, the WindWaker pasaron a ser parte de mi vida, desveladas y buenos recuerdos.




De ahi en fuera, pues las cosas se han tranquilizado, ya solo tengo un Nintendo ds, con mi juego de Pokemon Platinum y New Super Mario Bros [Entre otros].

Todo esto va a que quiero hacer pues enfasis a la buena experencia que los videojuegos les han regalado a muchas personas, que como un servidor se han sentido identificados, con la historia, personajes o circunstancia de algun videojuego.

Aunque no todo es miel sobre hojuelas, pues hay varios [Y al parecer son una mayoria], que ven a los videojuegos como un tipo de escalera para tener una mejor posicion social frente a los demas. Los clasicos pendejitos que lejos de disfrutar un buen juego, se obsecionan y hacen todo lo posible por sacar trucos totalmente fumados, humillar a los competidores, e incluso hacer trampa en los juegos.

Para todos ellos, una mentada de madre [Chinguen a su puta madre]. Por culpa de estos individuos, la sociedad ve mal a los verdaderos jugadores, los cuales si difrutamos del arte de los videojuegos.

Con todo lo anterior, y haciendo de lado el asunto de los tramposos, llego a la conclusion de que no me arrepiento haber pasado incontables desveladas frente a un televisor, o no estudiar para un examen por estar jugando videojuegos [Y aunque no estuviera jugando, posiblemente no hubiera estudiado]. Para mi fue, es y sera, tiempo bien invertido.

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